La columna de Jose Luis Arras
Por Jose Luis Arras

Escríbeme a: beisbolpitcher@hotmail.com

Erick Gardea y el destino    

      Me congratulo de pertenecer a un grupo de personas (tres en total) que han seguido de cerca el Campeonato Estatal de beisbol desde hace ya algunos años. Me refiero naturalmente a los señores Javier “EL PROFE.” Pérez, muy serio, muy formal, ampliamente conocido en todo el estado, pues aparte de ser el orgulloso padre de Javier y Jorge “EL ALEMAN” Pérez -excelentes peloteros- también incursionó en el mundo de la narración de los juegos de los Indios de Juárez, acompañando a voces tan reconocidas como Martin García Prieto, Ricardo Meza Armendáriz y Mario Payán Ureña.

      No podría faltar el señor Carlos “EL CHARLY” Terrazas, también muy conocedor del juego de beisbol, con amigos en todos lados. Charly es una persona que derrocha simpatía y buen humor por todos los poros, y es el encargado de hacer muy amenos los viajes, pues tiene la anécdota y el chascarrillo a flor de labios.

      En ésta ocasión salimos de Cd. Juárez, el viernes a eso de las 8:30 de la mañana y después de hacer una escala gastronómica en Villa Ahumada, arribamos a la capital del estado a las 12:30, -cabe mencionar que el Profe. Le pisa con mucha alegría al acelerador (130 KPH)- tomamos a la izquierda por vialidad Sacramento y si no es porque se nos atravesaron 4 semáforos, hubiéramos llegado al Estadio a las 12:45. Una vez en las taquillas echamos mano de nuestras respectivas credenciales del INSEN (solo el profe. Y yo, Charly es chavo) y solicitamos 3 boletos de palcos, ¡Ho sorpresa!, estaban todas las butacas vendidas, y solo había boletos para gradas, ¡allá atrás en los jardines! después de una rapidísima junta, decidimos comprar los boletos;  eso si, muy baratos ($15.00) se nos hizo raro, pues nos habían dicho que Fco. Javier Fierro, Jurisdiccional de la 2ª. Zona, los había puesto a $50.00 parejo, en fin.  Rápidamente nos instalamos en un comodísimo hotel, de pasada llegamos a “El Papalote”, donde sirven unas fajitas que no tienen progenitora; una vez “arreglados”, nos dirigimos al Estadio.  Lógicamente debido a nuestras económicas localidades, entramos por la parte trasera, y como era temprano, nos acomodamos fácilmente en el área del jardín izquierdo; ese fue el primer error, esa enorme área fue prácticamente tomada por los Parralenses, y son súper ruidosos, gritan, aplauden, tambores, cornetas, de todo. Bueno, ni modo, ya estamos aquí  hay que disfrutar el partido.

      Y como dijo “El Teco” Flores, usted entra en el Gran Estadio Chihuahua y le da el aroma a beisbol.  El césped con un verdor que lastima la vista, la arcilla roja recién rastreada y regada con una tersura que uno no se explica como puede tener un mal bote la pelota, un magnífico alumbrado;  los equipos calentando, haciendo estiramientos y confundiéndose unos con otros pues los dos equipos utilizaron el uniforme con camisolas negras.  En serio, porqué será que nunca se ponen de acuerdo, afortunadamente los Dorados traían pantalonera gris, y los Mineros blanca, pero fuera de eso todo muy bien.  El enanito con su show haciendo las delicias de los niños, y “Pancho Pistolas” también aportando la parte cómica del partido.  Estuvimos observando al “Zurdito” Gutiérrez preparándose para iniciar su calentamiento; no me lo va a creer, se toma unos 30 minutos en puros estiramientos, tiene un ayudante, y seguramente le truena todos y cada uno de los huesos del  cuerpo  -bueno le estira hasta las orejas-, luego corre, sprints cortos, sprints largos, se calienta con tiros desde la barda hasta la línea de faul, luego de más cerca, finalmente, se mete al bullpen y hace algunos 30 o 40 lanzamientos, todo un ritual el de Beto, lo que demuestra que a él nadie le regala nada, es bueno porque su trabajo le cuesta, éste muchacho se está desperdiciando en el beisbol estatal; en serio, tiene para Liga Mexicana y posiblemente para más arriba. Ojalá  no se engolosine con el dinero que gana en Parral, y se proponga un objetivo realmente grande.  Pero allá él.

      Bueno, no vamos a comentar el juego porque ya todos saben el resultado, ganó Chihuahua 2 a 1, con magistral labor de pitcheo de Orlando Moreno, y un relevo de oro de Adrian Osuna. Y en serio, que frialdad, el estadio a reventar, la porra de Parral (10 mil personas) al máximo, corredores en segunda y tercera, y Oscar Jasso en la caja de bateo.- ¡base intencional!, ¡claro!- la porra le grita a Adrian, desde miedoso hasta maricón; viene “El Terrible” a la caja de bateo e inmediatamente lo pone en dos bolas, luego un strike, luego otra bola. Aquello era la locura, 3 y 1, a una bola de empatarse el partido, otro lanzamiento y faul, 3 y 2, -Osuna con una calma que le envidiaría hasta Marianito Rivera- se baja de la loma, toma su tiempo y viene con el lanzamiento ¡FOUL!, ¡TODO EL ESTADIO DE PIE!, siguiente lanzamiento, -¡STRIKE! ¡PONCHE!- Adrian Osuna enfrió a los Mineros; la novena entrada fue pan comido, y los Dorados se alzaron con el Gallardete.

      En éste juego el destino le tenía reservada una sorpresa muy agradable a Eric Gardea. El espigado jardinero abrió en la banca como en la mayoría de los partidos, pero en la mismísima primer entrada a Carlitos García, le pasaron tres como a Rosita, y después de gran berrinche, y de aventar el bat en forma por demás violenta, el umpire lo mandó a las regaderas; por lo que vino Eric, y en un momento crucial del juego con hombre en tercera, le pescó un lanzamiento al Zurdo y se la puso de lina por arriba del primera base, produciendo la segunda carrera de los Dorados, que a la postre fue la del gane. Así es el beisbol a veces te quita, pero a veces te da a manos llenas, como a Eric Gardea que va a recordar éste juego por mucho tiempo.

Hasta la vista que Dios los Bendiga.